lunes, 10 de noviembre de 2014

SANGRE FRÍA

Ya os conté por aquí mis problemas con los electrodomésticos de mi anterior departamento. Desde que nos mudamos alguno de esos inconvenientes han desaparecido y me he convertido en la reina de los bizcochos gracias a mi horno italiano, de gas sí, pero con ventilación, todo un progreso de la ciencia.
Además ahora ya puedo hacer la hoguera de San Juan en medio de la cocina o quemar una falla completa, que da igual. No hay alarma que pite, amenace o coaccione, soy libre de ser pirómana si se me antoja.
Por si fuera poco, el horno se sostiene con aplomo, las rejillas no son como el puente colgante de las ferias y está enchufado no a uno, sino a dos un sitios.
Eso me produjo una dicha indescriptible pese a que las dos bandejas que compré para el horno anterior no me entran en éste. No pasa nada, Graciela las aprovechará el día que me acuerde de bajárselas, espero que pronto.
Yo estaba tan contenta con mi cacharro haciendo empanadillas, galletas, bizcochos a nivel industrial...
En una semana utilicé 1 kg de mantequilla, no digo más. Me he propuesto contribuir a que México siga siendo el primer país del mundo en obesidad y estoy poniendo todo mi empeño en ello.
El caso es que hoy le tocó a la tarta de queso y todo iba estupendamente hasta que empezó a salir del horno más humo del razonable. Abrí para mirar y había escurrido un poco del líquido por las juntas del molde y, al caer sobre el fuego, estaba ahumando la casa.
Solución: poner un papel de aluminio sobre la superficie del horno, donde está el fuego. Sensacional idea.
Un ratito después andaba por allí Jack el Destripador, algo despisatado, buscando una víctima entre la espesa niebla que lo envolvía todo.
Abrí de nuevo el horno y no tardó más de dos segundos en incendiarse la superficie del papel sin que se escuchase un sólo pitido de advertencia, por aquello de no tener alarma de humos, ni de incendio, ni de seísmo, ni de calamidad en general.
Al final lo de la evolución no es para tanto, es más bien algo circular. Partimos de ésto...
...Y llegamos a ésto, sustancialmente similar 

Con admirable dominio de la situación agarré el flamígero aluminio con dos cucharas (no tengo pinzas, ¡qué voy a hacer!) y lo dejé caer en el centro de la estancia lejos de muebles, perro y zapatillas, donde en poco tiempo se extinguió por si mismo.
Una vez recuperado el control y retirado el foco del incendio, se terminó de hacer la tarta con toda normalidad y me preparo para acostarme después de cerrar las ventanas y puertas que tuve que abrir para despejar el ambiente, y de pasar la fregona para secar los charcos de lluvia que entró al tener abierto.
Vista general de la cocina, aprecien los detalles del decorado.
En cuanto pueda respirar sin ayuda de la máscara y consiga quitar la peste a quemado a base de ambientador, y desodorante si se tercia, me acuesto, prometido.
Otra opción es dejar entrar al perro, que con el tufillo que despide anula cualquier otro aroma que haya en la habitación. Mañana llamo al servicio de SPA canino a domicilio, otra promesa por cumplir.
Tengo tantos juramentos pendientes que tendré que madrugar para hacer honor a mi palabra, y con éste ya van tres compromisos en sendos párrafos, si no lo dejo ya corro el riesgo de acabar metida en política, mejor lo dejo ya.
Buenas noches y felices sueños

lunes, 3 de noviembre de 2014

ALTAR DE MUERTOS 2014

Llevo varios días hablando del Día de Muertos, ayer fue el último día de fiesta y hasta ahora sólo he escrito sobre mitos y leyendas mexicanas.
Quiero contar qué significa de verdad esta celebración, qué sentido tiene de forma breve y clara.
Cuando pensamos en montar el altar de este año hablé con Hijo para ver a quién se lo dedicábamos. El anterior fue para nuestra perra Nuka y ésta vez repetimos y añadimos a Deva, la tortuga que tuvo un prematuro y trágico final y decidió que también estaría presente mi madre, su abuela.

Hijo me preguntó muchas cosas sobre ella, cómo era, qué le gustaba, a qué se dedicaba... Pusimos unos libros porque su pasión era la lectura, colocamos un carrete de hilo con aguja y dedal porque cosía muy bien y mi prima me envió una foto escaneada que imprimí junto a la de mi tío Pepe, mi padrino, alguien muy querido para mí.
Así, sin presionarlo ni darle la lata con historias aburridas, conoció un poco más a su abuela y aprendió sobre ella cosas que ya no olvidará.
Entonces me di cuenta de que ese es el sentido del Día de Muertos, conservar la memoria de los antepasados, saber de dónde venimos y quienes nos precedieron para no olvidarlo nunca.
Y él, que se asusta en la oscuridad, no sólo no tuvo ni gota de miedo, sino que me dijo que "si se despertaba por la noche con sed e iba a por agua (jamás lo ha hecho) iría al altar para intentar ver a los espíritus comiendo las ofrendas".
Le parecía de lo más natural reencontrarse con sus mascotas y conocer a su abuela, lo esperaba con ilusión, no con temor. Y me enterneció y me pareció precioso; pusimos el altar con la misma alegría que el árbol de Navidad y el nacimiento y vivimos esa noche con la misma emoción que esperamos a Papa Noel.

Os voy a dejar un video precioso, emotivo y muy triste, aunque lleno de esperanza, que ganó el Oscar 2013 al mejor corto de animación y representa perfectamente lo que me gustaría trasmitir. 
Preparados, listos, ¡YA! (pinchad en el YA, que casi ni se ve)