jueves, 24 de abril de 2014

VALIÓ LA PENA

El viernes tuvimos bonito terremoto con evacuación del edificio incluida (de pronto la palabra evacuar en caso de emergencia tuvo todo el sentido del mundo, porque la verdad es que pasas un miedo que realmente provoca eso, ganas de evacuar).
Por suerte fue sólo un susto que solventamos yéndonos a desayunar unas cuantas amigas y vecinas.



Estas impresionantes instantáneas, cortesía de mi amiga Alicia, son de la planta 18 del hotel de Acapulco donde pasaba unos alegres días de parranda y diversión. Lo suyo fue, tal cual, un no parar de acá para allá.
Los efectos secundarios fueron réplicas imperceptibles a lo largo de todo el día que provocaban sensación de nauseas y mareos. Como un embarazo pero sin bebé, para entendernos.
De resultas de todo este agite literal y figurado, el sábado por la tarde, después de visitar el Mercado de Sonora para comprar la piñata y otros enseres imprescindibles para la fiesta de cumpleaños que nos espera mañana, estaba hecha fosfatina de la buena.
Tan lamentable era mi estado que me quedé durmiendo una siesta tardía mientras marido e hijo se iban a dar una vuelta sin importarme un ápice que ello fuera interpretado como un señal del Apocalipsis. Y es que, entre la luna de sangre, el granizo, el terremoto y mi siesta, todo en la misma semana, hasta los más escépticos se preparan para el Armagedon.


Antes de irse, Hijo me llevó a la cama e insistió en ponerme un pijama para que estuviera "cómoda y calentita". Dijo que me iba a leer un cuento para dormirme, pero se lo pensó mejor y decidió contarme uno precioso que fue inventando sobre la marcha. Después se aseguró que estaba bien arropada, me dió un beso de buenas noches (más bien de buenas tardes) y salió despacito cerrando la puerta con cuidado para no despertarme.

Ayer cumplió 7 años y el balance no puede ser más positivo.
Hemos superado los primeros pasos, por fin aprendió a hablar, empezó al colegio e hizo amigos, se adaptó a una nueva vida, aprendió a leer y escribir y seguimos día a día caminando hacia delante, unas veces más deprisa que otras, con más o menos obstáculos, pero allá vamos.
Cada día aprende más cosas y se porta mejor, se esfuerza mucho, muchísimo y me alegran sus triunfos y sufro cuando los demás no son capaces de ver cómo intenta hacer las cosas bien, aunque sea con criterios que ni entiende ni comparte.
Como cualquier madre lo quiero más que a nada en el universo conocido y en el que esté por descubrir.
Intento que aprenda a ser justo con los demás y trato de serlo yo también, porque sé lo que duele cuando dejan a tu hijo de lado o lo excluyen, ya sean mayores o niños como él.
Las madres nos volvemos irracionales, adoramos a quienes quieren a nuestros niños y odiamos profundamente a quien los rechaza, aunque sea un individuo que no llega al metro diez y sólo tenga tres años. Aquí no discriminamos.
Pero con todo, lo bueno, lo malo, lo regular, las alegrías, las decepciones y las noches en vela, valió la pena. Lo vale cada noche que se duerme acurrucado conmigo, poniendo sus pies entre mis piernas y cogiendo mi cara con sus manos, siendo de nuevo un bebé.
Lo vale cada mañana que despierta sonriendo, dando y pidiendo "miles de besitos".
Cada vez que me dice te quiero.
Cada momento que respira compensa cualquier cosa que esté por venir.
Y en cada etapa de su vida pienso "Está para comérselo, me encantaría que no creciera y se quedara así".
Lo pensé a los 15 días, a los 3 meses, a los 6, al año, a los 3 años, a los 5 y el sábado cuando me durmió.
En este momento empezó todo, aquí nos vemos por primera vez. Fue el principio de una gran amistad. Con el tiempo ha mejorado mucho.
Así que, como soy una persona lógica y racional, he decido disfrutar de cada minuto con Hijo sabiendo que lo que llegue después siempre será igual de bueno o mejor.

jueves, 10 de abril de 2014

HIJO Y EL MEDIO AMBIENTE

Hoy Hijo fue con el colegio de excursión al Bosque de Tlalpan después de una ardua discusión y duras negociaciones con el plantel educativo.
Lo que en un centro español no supondría ningún problema aquí, por las cuestiones de seguridad, implica un montón de trabajo de campo, investigar cómo es el lugar y hasta pedir un informe de seguridad a quien trabaja en estos asuntos.

Total que, como dijo alguien, "todos han vuelto completos", con sus dos brazos, sus dos piernas, la cabeza sobre los hombros y los 20 deditos de rigor. Hasta ahí bien.

Las angustiadas madres, cinco en total, hacíamos guardia en las proximidades por si surgía una emergencia. Refugiadas en casa de una de nosotras, bebíamos Mimosas (agua de Valencia) y comíamos a cuatro carrillos para paliar la angustia y prestas para actuar si era requerida nuestra presencia. Un sinvivir, vamos.
Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales y todos volvieron felices y empapados de conocimientos prácticos sobre la naturaleza, el medio ambiente y los animales en extinción. En el camino de regreso a casa Hijo me fue contando todo lo que había aprendido, que no es poco.

Paso a dar el reporte:
"¿Sabías que hay muchos animales en extinción porque las personas hacen las cosas mal y los matan?. Hay cazadores que usan escopetas y pistolas y también ponen trampas, hacen un agujero, lo tapan con hierba y el fondo está lleno de pinchos y cuando un animal cae en él se muere. Si vemos a alguien en México con una pistola o con un arma lo empujamos para que caiga en el agujero y se mueran todos los cazadores.
El águila de la bandera está en extinción porque en México han talado muchos árboles y no tiene dónde vivir, y si siguen talando árboles nos vamos a quedar sin ningún animal.
¿Tú tienes abrigos suaves?. Porque los abrigos suaves los hacen con piel de animales, igual que las bufandas suaves, y eso está mal. Algunas personas les cortan el pelo a los animales y luego ellos tienen frío y se mueren. Menos las ovejas, a las ovejas les cortan el pelo para que no pasen calor y con la lana hacemos jerseys, pero a ellas no les pasa nada.
Mi gorro es también de piel de un animal, pero no sé de cual.
Es incalculable el número de panteras rosa que son asesinadas cada año para conseguir sus cabezas y fabricar zapatillas.
Y ya no tienes que comprarme otra tortuga (Deva, la primera y última, falleció recientemente, una tragedia que ya contaré en otro post) porque no se pueden tener de mascotas animales marinos.
Lo que podemos hacer es adoptar un lobo mexicano, que también están en extinción, para cuidarlo y que no le pase nada. Eso lo hacen también en los zoos"

Bien, vamos a analizar los resultados. Según un reportaje de Univisión hay como 15 millones de armas en manos de civiles en todo el país. Si llevamos a la práctica lo propuesto por Hijo caemos fácilmente en un genocidio que deja en pañales lo de Hernán Cortés, pero todo sea por salvar la fauna autóctona, no se puede hacer una tortilla sin romper un huevo, o unos miles de millones de ellos.
Del tema del águila no voy a decir nada, estamos estudiando la bandera como símbolo patrio y de ahí la preocupación. El resto de pájaros anónimos no nos importan un pimiento.
Aquí no tengo abrigos, ni falta que hacen, pero algún jersey sí y ya me veo vestida de arpillera o papel de lija, porque todo lo suave es malo.
Políticamente correcto. Qué doloroso es tener principios.
Precisamente esta mañana nos enseñó una amiga una estola de piel, esa sí de verdad, que hubiera provocado la ira de Hijo. Pobrecita, no quiero pensar la bronca que le habrá caido cuando Dani llegó a casa, igual ya ni le habla.
Por más que intenté convencerlo que el gorro muy auténtico no es, no hubo forma. Como mucho admito que algún peluche pudo ser despellejado para hacer este gorro comprado en un puesto callejero de New York. Es más, ni siquiera creo que fuese de un peluche, más bien imitación de peluche. Juzguen ustedes mismos

Y el tema de la tortuga va a tener repercusiones a nivel mundial. Un compañero de Hijo quiere soltar de nuevo en el mar a sus dos tortugas que, curiosamente, son de agua dulce, primer escollo para iniciar una nueva vida en el vasto océano. Lo más probable es que acaben siendo sushi para tiburones, gaviotas o quién sabe en cuanto sus patitas toquen una ola. La suelta masiva de tortugas mini en las playas mexicanas (Acapulco probablemente por proximidad a la capital) puede alterar el ecosistema de forma irremediable. ¿Os imagináis una playa infestada de tortugas mutantes, como las tortugas Ninja?.
De ahí a apropiarse del planeta hay un paso nada más.
No será porque no estáis avisados. Si seis películas y dos series no son suficientes para que os convenzáis del peligro, yo no puedo hacer nada más.
Adoptar un lobo fue la misma idea que tuvo la abuela de Caperucita y todos sabemos cómo acabó la historia. No obstante, si nos hemos cargado a todos los cazadores del país, ¿quién nos sacará de la tripa del animalito cuando nos haya engullido a todos?.
"Déjame al de la derecha que el otro acaba de comerse un taco de camarones y soy alérgico al marisco"

En cuanto resuelva esta cuestión inicio los trámites de adopción, lo prometo.


martes, 8 de abril de 2014

CONCURSANDO

Resulta que hace unos días una amiga de facebook me comentó que había un concurso de blogs en Mujer hoy y me dijo que me apuntase.

Como todos intuís yo no tengo un ápice de personalidad y me dejo arrastrar panza arriba y soleada donde vaya la marea, así que aquí he llegado.

Una vez metida en el lío y avisados los amigos y conocidos me quedé tan ancha pensando que con eso ya estaba todo el pescado vendido y, como la producción no es mucha, las posibilidades son escasas lo que reduce el estrés y mejora mucho el cutis.
Pero resulta que los señores del jurado, a los que saludo con efusión y evidente peloteo, pueden pasar a echar un ojo a ver cómo está la casa, la decoración, los adornos y detalles que hacen de un blog un hogar.

El mío es de los de antes, con un montón de hijos que entran y salen sin orden ni concierto, todo tirado por cualquier parte y desnudo de ornamentos, no vaya a ser que lo rompan y que, con tanto trabajo ni tiempo queda para pasar un plumero, así que cuanto menos mejor.
Ahora sí, cuando vienen las visitas hay que sacar, al menos, lo que te regalaron para tu boda, así que voy a colocar por aquí con mucho cariño el sello que me han mandado.
Aprovecho para darles las gracias y, de nuevo un poco más de jabón del bueno.

Me siento como los concursantes de Eurovisión. Presiento que ese no es un buen ejemplo....

lunes, 7 de abril de 2014

LA DE LA AMPOLLITA AZUL

El jueves es el día que corro alegre y pizpireta hacia el colegio a recoger a Hijo de karate, casi siempre con prisa y el último bocado atascado en la faringe a punto de ser empujado por las llaves del coche que sujeto entre los dientes mientras que trato de cerrar la puerta de casa con una mano y hago malabares con el bolso, la merienda, la bolsa de la piscina y el patinete con la otra. 
Digno del Cirque du Soleil, lo juro.
Allá voy en modo madre-pulpo a pillar el ascensor
El caso es que este jueves iba un poco más apurada de lo habitual y el filete de pescado que estaba friendo decidió brincar cual saltamontes en Chapultepec (cerro de los chapulines, o sea, de los saltamontes) y me salpicó el cuello y el escote profusamente.
El chapulín en el cerrro
No me podía parar en nimiedades, como ir al médico, porque el deber materno me reclamaba a voz en grito, consulté en facebook, como haría cualquier persona responsable, y me apliqué lo único que tenía a mano, aceite de oliva, mientras la chica iba a la farmacia a comprar aloe vera lo más puro posible.
Le dieron uno que es para beber y mejorar el aparato digestivo, jurándole por su abuela de Toluca que servía a mis propósitos.
Como el tiempo apremiaba y no sabía demasiado dulce, acepté pulpo de animal de compañía y allá me lo unté, al tiempo que circulaba temerariamente por las calles capitalinas, vamos, como se maneja por acá.
Al mismo tiempo iba empapando un pañuelo con agua de una botellita y aplicándolo en la zona lastimada.
Sí, ya sé que no es agua, pero el parecido es asombroso. Cuando me percaté del error decidí beberme ésta para evitar confusiones.
Como no soy ninguna loca, al llegar al cole pregunté por la enfermera de los niños, le expliqué lo sucedido y le mostré el aloe vera que me dieron. Me dijo que bueno, que vale, que servía, pero no la vi muy convencida, juraría que me miraba con mal disimulada lástima. No sé si le preocupaban las quemaduras o mi estado mental.

Por la tarde consulté con la doctora de la empresa de Marido vía teléfono y foto por wasap y me recetó una crema y nada de tomar el sol, pero tampoco puedo echarme protección, feliz paradoja. 
Aquí alcanzamos fácilmente los 32º en secano y altura, una delicia para ir tapada cual talibán. Por suerte estamos en México y allá por noviembre ya no hará tanto sol, soy afortunada.
Ahora cruzo los dedos para que no queden marcas indelebles y canto mi historia al modo de los narcocorridos usando la música de La de la mochila azul (nada que ver con Dora Exploradora, aclaro). Allá va:

LA DE LA AMPOLLITA AZUL

Que te abrasas, chiquilla que te abrasas, 
me dicen las del cole y me repiten en mi casa,
y hasta ahora me salpiqué de aceite cuando
allí solté el pescado y me saltó todo el filete.

La de la ampollita azul, la de cuello a lamparones
me dejó gran inquietud, y unas marcas de cojones.
Ni a la calle quiero salir, no tomo el sol nada, nada.
No quiero ir a la piscina, ni a Acapulco, ni a Ensenada.

De recuerdo me quedan las pomadas,
las cremas, los aceites y por supuesto las gasas.
Yo quisiera ponerme mis escotes
porque sin ellos soy nada, mi vida será muy triste.

La de la ampollita azul, la de cuello a lamparones
me dejó gran inquietud, y unas marcas de cojones.
Ni a la calle quiero salir, no tomo el sol nada, nada.
No quiero ir a la piscina, ni a Acapulco, ni a Ensenada.

Esta es la canción original para que podáis reconocerla y cantarla alegremente mientras preparáis calamares a la romana, por un decir.

miércoles, 2 de abril de 2014

CHURRAS Y MERINAS

Señores, esto es un sin Dios, hay que ponerse de acuerdo y coordinar esfuerzos, así no llegamos a ninguna parte.
Estamos en una mundo extraño en el que las mañanas son fresquitas, se van mutando a bochorno tropical y acaban en tormenta con derroche de medios pirotécnicos a cual más espectacular. Hubiera jurado que el padre de todos los rayos que se personó ayer había caido en la mismita puerta del edificio, pero la misma idea tuvo Marido que estaba en la otra punta de la ciudad y lo sintió en la punta de sus zapatos (peep toes a partir de entonces). O era otro rayo o, al contrario de la culpa, todos nos lo queremos apropiar.
Aunque es obvio para cualquier mujer que se precie, no quiero discriminar a mis lectores masculinos, de ahí que adjunte esta foto de unos peep toes, zapatos con los dedos al aire, dicho con menos glamour.
Curiosamente, cuanto más aparato eléctrico hay en el exterior, menos funcionan los del interior, y se va la luz un ratito todos los días.
Y héte aquí que con tanto cambio climático diario nos hacemos la picha un lío unos y otros, cada uno según su gusto y nacionalidad.
Los españoles, y europeos en general, abrimos el ojo con el amanecer, echamos una miradita por la ventana y vemos luz y sol a raudales. ¡Yupi, hace calor y sólo son las 6.30 p.m.!. Y allá nos vamos, con nuestra camisetita a pelo, un vaquero y zapatos veraniegos enseñando los piesinos.
Pero mire usted por donde estamos más confundidos que Ronaldo en un congreso de filatelia. El sol alumbra, pero no calienta y, aunque el frío no es polar, una chaquetita no vendría mal, en absoluto, es más, unos calcetines también serían de agradecer.
A todo esto los mexicanos, bien abrigados con sus forros polares, nos miran como a extraterrestres. La historia se repite, de nuevo los españoles les parecemos recién caidos, pero no del cielo, sino del guindo.
Ni tanto...
Como toda cara tiene su cruz al caer la tarde y empezar las lluvias llega nuestro desquite. Se supone que la temporada húmeda no viene hasta el verano, y estas aguas a destiempo los pillan fuera de bolos, así que interpretan que lluvia en no-verano es igual a frío y van que parecen turistas esquimales. Ayer vi a una chica que portaba al cuello una bufanda tapando boca y orejas. Como no tenía edad para echarle la culpa a su madre (años han pasado desde que la mía le daba dos vueltas con nudo a la bufanda, perdono, pero no olvido), deduzco que se lo hizo ella solita.
...ni tan calvo
Así que la enseñanza del día de hoy es doble, atención:
  1. No siempre que vemos sol podemos lanzarnos a la calle protegidos únicamente con nuestra sonrisa. Importante, si ves que te vas a quedar cubito de puro frío pon de inmediato una expresión simpática y afable. Si te hielas puedes tener que mantener esa misma cara durante horas, mejor que sea agradable que la mueca de "Fai un cutu que escarabaya el pelleyu, pinga el mocu y corta el mexu"*.
  2. Además de mirar por la ventana abrirla y sacar el brazo es medida harto prudente que deberíamos practicar de forma asidua.
  3. La lluvia y el frío son cosas muy diferentes y no siempre van de la mano como Pin y Pon. Que yo sepa la selva del Amazonas es tirando a calentita y llueve más que en Santiago de Compostela. 
  4. Se recomienda de nuevo seguir el paso 2, sencillo ¿verdad?
  5. Por último recordad que los prejuicios son algo tan feo como sacarse los mocos. Si nuestro yo más profundo cree que sol=calor o que lluvia=frío y el subconsciente se obstina en intervenir, los pasos 2 y 4 no serán eficaces. Sentiremos lo que queramos sentir, pero luego pagaremos con nuestra vida tanto empecinamiento.
Resumiendo: hay que escuchar y observar a los expertos. De calor saben más los mexicanos, de frío no cabe duda que los españoles. Aprendamos los unos de los otros y, por favor, un criterio uniforme, que eso de ver sandalias al lado de botas de peluche no tiene pies (ni cabeza).

*Que viene siendo "Hace un frío que pela, cuelga el moco y corta la meada"