Me ha dolido más lo segundo que lo primero, se fue un gran amigo y no pude estar allí para despedirlo y para abrazar a su mujer, mi amiga del alma.
Tampoco he ido a los cumpleaños de los niños que he visto nacer y crecer y a los que encontraré muy, muy cambiados.
No he podido celebrar con Pilar el nacimiento de su tercera hija, a la que conoceré estos días.
Hay muchas cosas que no tienen marcha atrás y que se han ido para siempre.
Pero a cambio de eso sí me he reído hasta las lágrimas, llorado en el hombro y puesto mi hombro para llorar con mis amigas de aquí y celebrado otros cumpleaños nuevos.
Hemos creado unos lazos fuertes y sinceros, siempre con la conciencia de que en cualquier momento una de nosotras hace la maleta y emigra de nuevo hacia Dios sabe dónde, pero no por eso es una amistad menos real, solo que la vivimos en el presente, simplemente.
He aprendido qué es la solidaridad, me he convencido que las mujeres podemos dominar el mundo si nos lo proponemos.
También me he dado cuenta de que hay un motivo para cada cosa, aunque no sea el que esperamos o deseamos.
Algunas han venido a México para, sin saberlo antes, poder despedirse de personas queridas.
Otras, por el contrario, han venido para recibir a alguien nuevo y conseguir, por fin, lo que tanto buscaban, ser madres.
Otras se han encontrado a si mismas, tal como esperaban y a la vez temían, pero a la larga seguro que será bueno.
Resumiendo, un año loco, terrible, maravilloso, agotador, relajado, bueno y malo, extremo algunas veces, como la vida misma.
En los seis meses que llevo en México ya he despedido a varias personas que se han ido a otro destino más o menos lejano. Ese constante ir y venir hace que las cosas se vean de otra manera, asumes que el movimiento forma parte de la vida y que siempre es bueno conocer a gente estupenda, aunque sea por poco tiempo.
Mañana por la mañana cogemos el avión rumbo a mi casa, pero este año el brindis de Nochevieja será por mis amigas de México, como dice Laura, mis hermanas.
Que este nuevo año sea mejor que el pasado, sobre todo para aquellos que no han tenido la suerte de poder encontrar aún un futuro, aunque sea lejos de su casa.
¡FELICES FIESTAS A LOS DE UN LADO Y OTRO DEL CHARCO Y HASTA LA VUELTA!