viernes, 6 de diciembre de 2013

¿DÓNDE VAS ALFONSO XII?

Caminaba yo el otro día tan tranquila...

INCISO: Sí, después de varios meses en esta ciudad ya caminas tranquila, aunque parezca mentira. Y no digo que conduzcas tranquila, pero ya no vas tiesa como un palo y con la tensión puesta hasta en los músculos que mueven las orejas. Sigo

...en dirección al Superama (el pobre sustituto de Mercadona para los españoles) cuando, ya llegando a la entrada, me encontré con tres filas nutridas de personas que esperaban diferentes cosas, de la vida y de la cola, obviamente.
Por la escasez de público diría que esta foto fue tomada un domingo a primera hora. Está abierto, no cierra nunca, pero abarrotado sólo de lunes a sábado.
Ante la completa imposibilidad de pasar entre ellas o saltarlas como rana sobre nenúfares, tuve que escoger una opción de las tres, a saber:

1. Ponerme en la fila de los que esperaban para comprar una torta de tamal. El tamal consiste en una pasta de maíz que puede llevar pollo, rajas, carne, frutas dulces... mil cosas, y que se envuelve y se cuece en una hoja de maíz. Esta muy bueno, pero meterlo en pan y hacer con él un bocadillo (torta) me parece que me supera. Descartada esa elección.
No es la foto más bonita, pero sí la más realista. Me sobra el pan, la verdad, aunque reconozco que no lo he probado y si lo hago puede que cambie de opinión. Os informaré si ello ocurre.
2. Entrar en la boca del metro, el destino de la segunda de las filas. Nunca he cogido el metro en México y no tengo ni idea de hacia donde ir, lo único que sé es que es preferible elegir el vagón reservado a mujeres para evitar que te vayan magreando todo el viaje. Si perderme por la superficie de la ciudad ya me resulta preocupante, hacerlo por sus entrañas me provoca convulsiones. Tampoco va a ser ésta la buena.
3. Unirme a los que esperan el autobús, y aquí tenemos, a su vez, dos posibilidades
  • Que fuera un pesero, un autobús pequeñito,     agobiante, con pinta desvencijada, que para donde le parece oportuno, como en medio de un cruce, o delante de un semáforo en verde. Totalmente anárquico, sólo para expertos y muy poco apetecible. Va a ser que no, por lo menos de momento.

Varía el color y el tamaño, pero no el estilo inconfundible de un Pecero.
Cambiando los toldos por coches ya tenemos un día normal en un cruce cualquiera de la ciudad 
  • Que fuera un camión, y esto es ya otra cosa. En el que me subí hoy los asientos eran como los un autocar de toda la vida. Dan más seguridad y la impresión de que sólo pueden ir a sitios que no están en la lista de los de NO TE ACERQUES NI CON EL PENSAMIENTO, que además huelen el miedo y en cuanto pongas un pie dentro date por jodido.
El problema era que con toda la cola que había en la parada, cuando consiguiera subirme sin querer habría pasado un montón de tiempo. Después de dejarme empujar hasta el fondo, tenía que esperar otra riada que quisiera salir para poder hacerlo yo.
Una vez abajo, oriéntate, busca un taxi de sitio (en parada oficial), equivócate tres veces siguiendo tres indicaciones diferentes, acaba por parar un taxi que pasaba por allí, pierde tiempo fingiendo que llamas a tu marido y le das todos los datos del taxista para asegurar que te lleva a tu casa....
A esto hay que añadir las elevadas posibilidades de pillar, antes o después, un atasco y plantéate no llegar a tu hogar antes de la cena, y puede que ni los postres consigas catar.
Por todo ello busqué otra solución, que siempre la hay. Di unos pasos hacia atrás, cogí impulso, y de un solo salto me subí en el toldo del puesto de tamales, reboté sobre el techo del autobús, con una grácil pirueta me planté encima de un taxi que pasaba y de ahí ya pude alcanzar la acera de enfrente sin apenas despeinarme.
Esto, que puede parecer una proeza digna de Spiderman y sus semejantes, es una práctica habitual en esta ciudad, pequeños trucos sin importancia imprescindibles para moverse con soltura por la urbe. Cualquiera que viva aquí os lo puede confirmar, y si no fijaos en estas escenas de la vida cotidiana grabadas por un turista con su móvil.
Lo importante es que llegué a tiempo para recoger a Hijo en el autobús escolar, lo de menos es cómo lo hice.

6 comentarios:

  1. Genial, es mas divertido que una buena novela

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    1. Me alegro que mis cuitas y desventuras te resulten tan jocosas.

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  2. Parece una verdadera aventura salir a la calle, una de misterio porque no sabes lo que te vas a encontrar. Jolines !!

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  3. Ya sabes lo que es la licencia poética, pero es cierto que aquí te puede pasar cualquier cosa inesperada, aunque creas que ya nada te puede sorprender.

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  4. Genial, querida prima, como tú. Te queremos. Besos.

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    1. Yo también os quiero. Pregúntale a Carmen si estaría dispuesta a una colaboración en el blog, con sus frases célebres estoy segura que tiene un montón de cosas que decir. Besos a todos, y muchos.

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