miércoles, 2 de abril de 2014

CHURRAS Y MERINAS

Señores, esto es un sin Dios, hay que ponerse de acuerdo y coordinar esfuerzos, así no llegamos a ninguna parte.
Estamos en una mundo extraño en el que las mañanas son fresquitas, se van mutando a bochorno tropical y acaban en tormenta con derroche de medios pirotécnicos a cual más espectacular. Hubiera jurado que el padre de todos los rayos que se personó ayer había caido en la mismita puerta del edificio, pero la misma idea tuvo Marido que estaba en la otra punta de la ciudad y lo sintió en la punta de sus zapatos (peep toes a partir de entonces). O era otro rayo o, al contrario de la culpa, todos nos lo queremos apropiar.
Aunque es obvio para cualquier mujer que se precie, no quiero discriminar a mis lectores masculinos, de ahí que adjunte esta foto de unos peep toes, zapatos con los dedos al aire, dicho con menos glamour.
Curiosamente, cuanto más aparato eléctrico hay en el exterior, menos funcionan los del interior, y se va la luz un ratito todos los días.
Y héte aquí que con tanto cambio climático diario nos hacemos la picha un lío unos y otros, cada uno según su gusto y nacionalidad.
Los españoles, y europeos en general, abrimos el ojo con el amanecer, echamos una miradita por la ventana y vemos luz y sol a raudales. ¡Yupi, hace calor y sólo son las 6.30 p.m.!. Y allá nos vamos, con nuestra camisetita a pelo, un vaquero y zapatos veraniegos enseñando los piesinos.
Pero mire usted por donde estamos más confundidos que Ronaldo en un congreso de filatelia. El sol alumbra, pero no calienta y, aunque el frío no es polar, una chaquetita no vendría mal, en absoluto, es más, unos calcetines también serían de agradecer.
A todo esto los mexicanos, bien abrigados con sus forros polares, nos miran como a extraterrestres. La historia se repite, de nuevo los españoles les parecemos recién caidos, pero no del cielo, sino del guindo.
Ni tanto...
Como toda cara tiene su cruz al caer la tarde y empezar las lluvias llega nuestro desquite. Se supone que la temporada húmeda no viene hasta el verano, y estas aguas a destiempo los pillan fuera de bolos, así que interpretan que lluvia en no-verano es igual a frío y van que parecen turistas esquimales. Ayer vi a una chica que portaba al cuello una bufanda tapando boca y orejas. Como no tenía edad para echarle la culpa a su madre (años han pasado desde que la mía le daba dos vueltas con nudo a la bufanda, perdono, pero no olvido), deduzco que se lo hizo ella solita.
...ni tan calvo
Así que la enseñanza del día de hoy es doble, atención:
  1. No siempre que vemos sol podemos lanzarnos a la calle protegidos únicamente con nuestra sonrisa. Importante, si ves que te vas a quedar cubito de puro frío pon de inmediato una expresión simpática y afable. Si te hielas puedes tener que mantener esa misma cara durante horas, mejor que sea agradable que la mueca de "Fai un cutu que escarabaya el pelleyu, pinga el mocu y corta el mexu"*.
  2. Además de mirar por la ventana abrirla y sacar el brazo es medida harto prudente que deberíamos practicar de forma asidua.
  3. La lluvia y el frío son cosas muy diferentes y no siempre van de la mano como Pin y Pon. Que yo sepa la selva del Amazonas es tirando a calentita y llueve más que en Santiago de Compostela. 
  4. Se recomienda de nuevo seguir el paso 2, sencillo ¿verdad?
  5. Por último recordad que los prejuicios son algo tan feo como sacarse los mocos. Si nuestro yo más profundo cree que sol=calor o que lluvia=frío y el subconsciente se obstina en intervenir, los pasos 2 y 4 no serán eficaces. Sentiremos lo que queramos sentir, pero luego pagaremos con nuestra vida tanto empecinamiento.
Resumiendo: hay que escuchar y observar a los expertos. De calor saben más los mexicanos, de frío no cabe duda que los españoles. Aprendamos los unos de los otros y, por favor, un criterio uniforme, que eso de ver sandalias al lado de botas de peluche no tiene pies (ni cabeza).

*Que viene siendo "Hace un frío que pela, cuelga el moco y corta la meada"

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