martes, 15 de enero de 2013

EL PRINCIPIO DEL FIN

Hace cosa de dos meses a mi marido se le planteó la posibilidad de ir a trabajar fuera, pero muy fuera, otra ciudad, otro país y otro continente.
Pasé religiosamente las cinco etapas del duelo, a saber: NEGACIÓN, IRA, NEGOCIACIÓN, DEPRESIÓN Y ACEPTACIÓN.
Bueno, no del todo, lo cierto es que oscilo entre la depresión y la aceptación, pero como voy a hablar de ellas una por una espero que, cuando llegue a la quinta, la habré alcanzado sin problemas. O alcanzado a secas, para que pecar de optimistas.
El caso es que psicológicamente sé que necesitaré un blog para hablar, escuchar, intercambiar quejas y experiencias, tomarme con humor lo que me desespere y compartir lo que me alegre, y aquí estoy, en este diván virtual.


En contra de lo que pueda parecer un viaje como éste no comienza en el avión, sino mucho, mucho antes, de hecho mi mente está viajando desde hace tiempo y creo que se ha perdido en algún aeropuerto, como los equipajes, porque de otro modo lo que me pasa no tiene explicación fuera de la consulta de un psiquiatra.
Podría poner ejemplos que harían cambiar el sobrenombre a Juana la Loca. Como muestra de un amplio surtido los siguientes: un cuarto de hora buscando un jersey que llevo puesto; ¿dónde tendré las llaves del coche?, pues en la mano, claro está; voy a bajar la basura y me la dejo "puesta en el coche" mientras hago la compra, haciendo tan inútil el ambientador de pino como el flotador de patito ante un tsunami... 
Y de éstos miles, por no decir millones y pecar de exagerada.
Teniendo en cuenta que el traslado es por tiempo indefinido y que, si todo sale bien, la previsión no es volver a España en varios años, pensar en la mudanza definitiva y la posible venta del que hasta ahora ha sido mi hogar me provoca tales palpitaciones que he tenido que utilizar la plancha del pelo a modo de desfibrilador para salvar mi vida.




En fin, de momento aún estoy aquí, de Rodríguez, con mi marido, cual Hernán Cortés abriendo el camino para los que vayan detrás, Jaramillo&Mother (tengo un hijo de 5 años que añade estrés emoción a raudales a esta aventura).
Como presentación ya es más que suficiente, me temo que padezco incontinencia bloguera, así que mañana más.

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