miércoles, 26 de marzo de 2014

QUÉ BONITO TAMAL, SEÑORA

Hay por aquí algún que otro recién llegado que sostiene a pies juntillas que en México DF no hay bebés, los niños nacen ya con al menos 2 añitos, evitando así el engorro de los biberones, los pañales malolientes y las noches en vela. A esa edad dejan también de hacer pipí y popó (así se dice por estos lares) y ya aguantan perfectamente hasta la provecta edad de la incontinencia senil.
Por eso no existen los pañales más allá de los 3 años, otro misterio resuelto, ¡tiembla Iker Jiménez!.
Eso explicaría por qué no se ven apenas cereales o potitos en las tiendas para desazón de las mamás extranjeras que a los 9 meses de gestación los dejamos caer como bolsas de la compra un día de oferta de latas de atún.
Pero después de un exahustivo trabajo de investigación concluyo que no había hasta la fecha datos a favor ni en contra de esa teoría, no había visto a bebés autóctonos de escasa edad, aunque sí los bultos que presuntamente eran tiernos lactantes, ni conocía a nadie que pudiera aportar pruebas de su existencia.
Y de todo es responsable el sistema de abrigado infantil que podríamos denominar "Método tamal".
Para los que no han leido nunca mi blog (ellos se lo pierden) un tamal es una pasta de maíz con cosas ricas dentro (yo me he zampado uno a mediodía de pollo verde para morirse) y envuelto en una hoja también de maíz, tal que así.
Sobre el niño vestido con un mono de peluche que incluye patucos y capucha, se coloca con garbo y salero una manta de forro polar o de lana zamorana, ahí va en gustos, cubriéndole la cabeza por completo con ella. De esta guisa se lleva en brazos a la criatura, bien estrujada contra el cuerpo de la madre o padre no vaya a ser que aún pueda respirar y pille un catarro con el aire.
Esto es para el mes de agosto, si hablamos del crudo invierno de México DF habrá que ponerle, al menos, otra manta más, pero grande y doblada en cuatro.

Nuestro amigo Súper Coco nos ayudará a ilustrar cómo debe hacerse.
¡Hola chicos, soy Súper Coco!. En la calle hace fresquito, estamos a 31º y quiero salir a pasear, así que voy a prepararme adecuadamente
Sigo aquí, me asoman un poco los ojos y mi linda nariz rosada, pero sólo es para que veáis que de verdad soy yo. En cuanto salga de mi casa me taparé toooooooda la cara.
A este fardo de ropa asfixiante hay que añadirle la sobremanta-cubretodo antes mencionada si las fechas, que no el clima, lo aconsejan.
Con mis propios y atónitos oídos he escuchado en la radio comentarios alarmistas del tipo "Son las 8 de la mañana y tenemos 14º en el Zócalo capitalino. Abríguense bien y cuidado con los resfriados". Y no es una errata, no son grados bajo cero.
¿Importa algo que a las 11 de la mañana la temperatura supere los 21º?. Pues no, porque, señores, hay que ser consecuentes en esta vida y si decides que hace frío debes mantener tu postura durante todo el día, así se te derritan los dientes del calor, tu hijo no irá desabrigado, a Xiuhtecuhtli pongo por testigo.
Xiuhtecuhtli dios azteca del fuego y el calor
Poneos en la situación de un novato. Por la calle la gente no suele llevar sillitas, cochecitos de niño ni nada que se le parezca, sospecho que por las dificultades prácticas de empujar algo con ruedas por estas calles desniveladas y con obstáculos por doquier. El único atisbo de que por la zona ronda un bebé es un bulto de mantas que su madre o padre porta al brazo, pero no se sabe realmente qué hay debajo.
Hace poco, hablando con una amiga sobre cómo introducir embutidos en el país, se me ocurrió que puede meter un robusto jamón en un saquito infantil, cubrirlo como Xiuhtecuhtli manda hasta lo que serían los pelitos de la coronilla, y fingir durante todo el trayecto y el paso de la aduana que es el recién llegado a la familia, venido al mundo para llenarlos de inmenso gozo y dicha plena (cierto, tener un jamón en casa es fuente de alegría para todos).

Empero no cejé en mi empeño de averiguar la verdad y, como me desvivo por mis lectores, empleé al máximo mis dotes de indagación y mi curiosidad innata  y ello me permite aseverar a día de hoy, sin temor a equivocarme, que hay al menos una niña mexicana de pocos meses en la ciudad. No hace mucho, un domingo en la Feria de Chapultepec, se oía llorar con desesperación a un pequeñuelo. Su madre, inconsciente ella, abrió un instante el capullo en el que estaba prisionera y se vió una cara congestionada de un bonito color cereza intenso y un suave cabello negro empapado en sudor.
La criatura clamaba por su vida y, al menos durante un instante, pudo respirar como los que practican apnea, tratando de llenar al máximo sus pulmones en el menor tiempo posible porque sabía que iba a estar un buen rato sin oxígeno y mejor hacer acopio, vale más que sobre que no que falte.

Entiendo que aquí el sol pega muy fuerte y no es conveniente exponerlos a sus rayos cegadores y que el nivel de contaminación es tal que algunos días aconsejan no salir a la calle si no es imprescindible. Pero, digo yo, ¿no pueden taparlos con una sabanita ligera o una muy liviana manta de tela fresquita?. También comprendo el pánico a que un niño enferme,la medicina pública es muy mala y la medicación muy cara para el mexicano medio, pero este sistema de sauna permanente no sé si es muy buena idea, entre el sudor y la deshidratación.
Es cierto que no padecen bruscos cambios de temperatura porque, sea verano o invierno, estén al sol o a la sombra, en la calle o en el interior de un local, los mantienen siempre a una media de 90º, tal vez porque es lo que pone el alcohol de las farmacias, eficaz desinfectante donde los haya, y si lo pone ahí será por algo.

Una cosa es segura, los bebés existen en esta ciudad y muchos de ellos sobrevivirían sin mayor problema dentro de un asador de pollos y saldrían tan tranquilos sacudiéndose los restos de plumas que haya dejado el anterior ocupante.
Y por eso los mexicanos no tienen miedo a la muerte, ¿qué es lo peor que puede pasarles, ir al infierno?. ¡Ja, menudo problema!. Sus avezados padres los han preparado para soportarlo sin inmutarse desde su más tierna infancia.
Claro que no son los únicos que ya están preparados para lo que venga...

11 comentarios:

  1. Ese Coco también lo tiene Lucía, el mismo.
    Vamos a aprender muchas cosas contigo. Besetes.

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    1. Coco y Barrio Sésamo con clásicos intemporales, como Chanel. Y además muy divertidos, seguro que los vais a disfrutar mucho juntas. Montañas de besos.

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  2. Jaja, a mí me dijeron que no saliera ni sacara a mi hija a la calle hasta que pasara la cuarentena. Me la llevé al súper con 1 semana y me riñeron por dejarla muy cerca del frigorífico donde están los yogures y luego un señor me dijo que como siguiera así me la iban a robar muy pronto!!! A lo mejor fue a la mía a la que viste!!!. besos

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    1. Yo del rapto no digo nada, pero de la neumonía aguda por estar cerca de los yogures tengo mis dudas. Mi vecina es americana y saca a su niña a la calle por la mañana desde pequeñita, para escándalo y alboroto del vecindario. De casa de tus padres sólo se sale para casarse o, si quieres estudiar, para ir a la Prepa, todo lo demás es jugársela a lo loco. Y no, la tuya no era seguro. Un abrazo y abrígate.

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  3. Paz, me has alegrado el día. ¡Eres fenomenal!

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    1. Pues no se me ocurre nada mejor que hacerte pasar un buen rato, por todos los que te debo yo a ti. Un besazo.

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  4. Ja ja ja ja ja!! Mira que me gustan tus posts, pero este es genial, sublime!!!! Qué jartá de reír!!!!

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  5. Soy Marta, no soy capaz de que salga mi nombre

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    1. A qué negar que me inflo como un globo, no sólo cuando me doy una panzada de comida acompañada de una michelada (cerveza con limón y el borde escarchado con sal), sino cuando leo que os lo pasáis bien con mis desvaríos. Y gracias por ponerlo aquí, la sensación de hablar sola ya me la proporcionan Marido e Hijo, así que saber que alguien me escucha me resulta una sensación agradable y desconocida. Un beso.

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  6. No me cansaré nunca de leer esta entrada, creo que es la 3º-4º vez que la leo y es que tienes tanta razón!!! Hoy en el tianguis no he visto bebés, creo que con el calor no salen a la calle, pero claro, es que sería una irresponsabilidad sacar a la criatura con 30º, el peluche y la manta polar. Obviamente sacar a un bebé de meses en manga corta es una gran irresponsabilidad, por si se te había ocurrido pensarlo.

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    1. Ni loca cometería yo tan atroz crimen, sin su forrito polar y sus botas de nieve no rozará su cuerpecito la canícula veraniega, ¿por quién me tomas?

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