sábado, 9 de noviembre de 2013

AUTOBÚS LENTO

Tenemos una plantita de chile en casa, cuya historia ya os contaré en otro momento.
Ayer la trasplantamos a una maceta más grande y hoy está toda triste y chuchurría, más que chile parecen espinacas.
A punto de entregar su alma al Señor
Le eché agua, la puse al sol y nada. Si alguien sabe cómo cuidar una planta de éstas se agradecerían sugerencias.
Pero no es ese el tema de este post, la cuestión es que en la tierra que compramos para rellanar el nuevo hogar de chile apareció una lombriz de tierra e hijo se enamoró de inmediato de ella, porque era "una lindura".
Tras varios meses viviendo aquí ya habla de esta manera, efectos secundarios de la emigración.
Así la veía él
Así la veía yo
El caso es que quería que el gusano se quedara a vivir en casa con nosotros, cosa harto difícil. También decidió bautizarlo; le propuse Gustavo y abreviar a Gus (ingenioso juego de palabras), pero eligió Autobús Lento, Bus, para los amigos, dejando mi ingenio a la altura del betún y demostrando que el suyo es mucho más intrincado que el mío.
Finalmente lo convencí que lo mejor sería liberarlo en los jardines del club deportivo al que vamos.
Le hicimos una especie de tienda de campaña con una servilleta de papel, le añadió una hoja para que pudiera "comer" durante el viaje y le pidió a la chica que viene a ayudar en casa que lo vigilase atentamente mientras se vestía, no fuera a desaparecer.
En el taxi le explicó al taxista la historia de Bus y le dijo también que, si encontraba alguna vez un gusano, lo avisase para hacerse cargo de su guarda y custodia.
A todo esto, yo juraría que el Bus que subió al taxi tenía la mitad de tamaño del que salió triunfante de la tierra y su aspecto general era el de un cadáver, aunque reconozco que cuando estaba a punto de darle la extremaunción, a título póstumo, movió algo la cabeza.
Finalmente llegamos al club, encontramos a sus dos amigas, les enseñó a Bus y le localizó un sitio adecuado para empezar una nueva vida.
Sus amigas L. y L. no demostraron demasiado interés porque hacía apenas unos días habían encontrado un gusano en el club y se lo llevaron a casa en una botella de agua convenientemente agujereada (el viaje inverso). Parece ser que, por un desgraciado error humano, continente y contenido acabaron el el contenedor (no me va a ganar a juegos de palabras un mocoso de 6 años, hasta ahí podíamos llegar). De ahí la insensibilidad ante la ternura de Bus, era una pose debida a un trauma reciente.
Lo que nunca jamás le diré a Hijo, ni bajo tortura, es que esas mismas lombrices eran las que, de pequeña, iba a buscar con mi padre para después utilizarlas de cebo cuando íbamos a pescar. Me llevaré el secreto a la tumba.
P.D.: Hace unas semanas trajo un caracol del cole y ahora vive feliz en el césped de la azotea. Lo que no me explico es que sea tan sensible con estos bichos y luego me proponga que vendamos al perro y con lo que nos den compremos una tortuga.

4 comentarios:

  1. Yo diria que alguna más. Y aprovecho para comunicar a los amantes de la naturaleza que la planta está volviendo a la vida. Un beso.

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  2. Pues ya está salvada, eso es que sintió el trasplante.

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  3. Espero que sí, se mustia y resucita constantemente, a ver qué pasa. Tengo que buscarle cuidador para navidad, no vayamos a tener una sorpresa desagradable a la vuelta.

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