viernes, 23 de agosto de 2013

MI PRIMERA VEZ

Sabes que tarde o temprano llegará esa primera vez y la esperas con una mezcla de nerviosismo y curiosidad. Te han hablado mucho de ella, has leído mil cosas al respecto, pero intuyes que vivirla es muy diferente a lo que te imaginas.
También sabes que, si no tomas medidas, puedes sufrir consecuencias muy desagradables, poner en peligro tu salud e incluso tu vida. Pero, cuando llega el momento, no estás segura de recordar todo lo aprendido y ponerlo en práctica, temes que la impaciencia, la ignorancia, te jueguen una mala pasada y te arrepientas después.
El miércoles, a las 7.30 de la mañana estaba remoloneando en la cama cuando ocurrió de forma inesperada. La cama se sacudió, mi cuerpo tembló sin que pudiera evitarlo.
Efectivamente, siendo México sólo podían ser dos cosas: espíritus burlones o un temblor.
Como el edificio es nuevo y no pagamos billete para traernos un trasgu de Asturias, la primera opción queda descartada.
Mira tú, va a ser lo segundo, pensé yo con mis dotes detectivescas intactas pese al madrugón.
Efectivamente, 6.2 y protocolo de alarma sísmica en marcha. Yo oía una especie de megáfono por la calle, pero como pasan constantemente coches de policía aullando, ambulancias a todo trapo y vendedores de todas clases, creí que era el chatarrero y no le presté más atención.
Sólo puedo decir que la primera vez termina muy rápido, no sabes muy bien qué ha pasado y piensas en las consecuencias más tarde, en el momento te quedas tirada en la cama con el cerebro vacío, sin saber qué pensar de lo ocurrido. Y sabes, en el fondo, que repetirás y las siguientes veces no te limitarás a verlas venir, participarás en el asunto.
Besos.

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