lunes, 26 de agosto de 2013

PASEANDO POR CHAPULTEPEC (Segunda parte)


Aunque los temblores, unos días en la playa y el comienzo del curso escolar me han tenido algo ocupada, lo prometido es deuda y aquí estoy de nuevo para seguir hablando del Bosque de Chapultepec.
Como os había contado, la idea era llevar al perro a jugar con sus congéneres y agotarlo al extremo para que se comportara durante el resto del día (y lo mismo vale para Hijo).
Aunque hay muchas zonas en las que tienen el acceso restringido, también existen muchas otras en la que pueden ir sueltos (en realidad tengo entendido que no es obligatorio llevarlos atados salvo en lugares que expresamente lo piden).
El habitante tipo de Polanco es extranjero con niño/s y perro. No os imagináis la cantidad de gente que trabaja paseando perros y hay montones de servicios para ellos. Para bañarlo, por ejemplo, llamo y viene una furgoneta convenientemente equipada, que aparca delante de casa y allí mismo lo lavan y me lo dejan limpio y brillante. Por supuesto me lo recogen en la puerta de casa y me lo devuelven en el mismo sitio, faltaría más.
A lo que iba, estas son fotos del Chapultepec canino.

Este es el lado "prohibo" del bosque, aquí está el zoo y en la verja que lo rodea ponen fotografías de la fauna y flora del Distrito Federal. También hay exposiciones itinerantes sobre la ciudad, su historia y su cultura.
Los perros, al igual que sus dueños, son bastante tranquilos, al menos los que yo me he tropezado, así que las ardillas no corren serio peligro. Además, son más rápidas subiendo a los árboles y aquí tienen donde elegir.

Y cuando tienen calor pueden darse un bañito que nadie les va a decir nada. No es exactamente este sitio, son albercas menos profundas y más "de adorno", pero es algo parecido.
Una de las aficiones favoritas de Hijo es jugar con perros ajenos, el nuestro ya está mayor y ni loco corre detrás de nada que no sea comestible. Le encanta lanzar palos al agua a los que se están bañando, pero no palitos tamaño portátil, no, ramas enteras caidas o podadas que les sirven casi de balsa a los chuchos.
Ese día nos encontramos con dos chicas más o menos de mi edad, que paseaban varios perros y los habían llevado allí a jugar.
Hijo se acercó y le preguntó a una si podía tirarle él la pelota a la perra. No sólo le dejó, si no que le puso un guante de goma para que no se manchara (precaución inútil siendo él). Le hizo mucha gracia su "acento español" y lo desenvuelto que era.
Aquí los niños tienen más a tímidos y prudentes, con lo cual el mío destaca cual mosca en vaso de leche.
Se fue animando y terminó paseando a una chiguagua con abrigo rosa y collar de strass a juego y chapoteando en una charco/laguna detrás de otro que no encontraba su pelota entre el barro.
Al final de la jornada les pidió el teléfono a las chicas, de origen libanés según nos dijeron, "para mandarles un mensaje y quedar otro día".
Efectivamente, tengo su número y no sé si guardarlo en mis contactos o en los suyos, al fin y al cabo son sus amistades.
Me temo que continuará....

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